viernes, 30 de agosto de 2013

EL CASTRO VETÓN DE SALDEANA (Salamanca)

Muralla del castro de Saldeana


El de El Castillo (Saldeana, Salamanca) es un castro celta (vetón) romanizado, lleno hoy en día de maleza que, si bien por un lado lo preserva de los agentes atmosféricos y de posibles vandalismos, por otro lado, constiuye una seria amenaza en caso de incendio: las llamas dañarían muy seriamente las piedras de la muralla y otras que hay en el interior de éstas, así es que posiblemente se encontraría más seguro limpio que sembrado de maraña vegetal desarrollada.




"Esvástica" celta


A diferencia del castro de Yecla de Yeltes, que conserva todo su perímetro defensivo, éste de Saldeana no se caracteriza por la integridad de su construcción, ni tampoco por presentar profusión de grabados, aunque sí se puede observar alguno muy peculiar, como el que mira hacia el Este, en forma parecida a una esvástica y que, casi con total seguridad, hace alusión al Sol. Otros petroglifos (algunos más claros, otros más difíciles de ver) colonizan alguna piedra de la muralla que se mantiene en pie, pero en número reducido.




 Otro de los petroglifos que se pueden ver sin demasiado esfuerzo


Lo que realmente hace singular este castro de otros es su generosísima extensión defensiva extramuros, constituida por piedras hincadas, muchas de las cuales aún permanecen en pie y son extraordinariamente anchas y altas (más de 1,5 m), algunas formando círculos, verdaderas trampas para los jinetes atacantes y sus monturas, incluso para la infantería. Estas piezas graníticas enhiestas, muy numerosas, contundentes y acabadas en punta, o afiladas las de forma más horizontal, debieron constituir, asimismo, un eficaz conjunto disuasorio ante los sitiadores de la población.




    Vista parcial del campo de piedras hincadas





Detalle de una laja granítica de donde se obtuvo una de las
rocas hincadas y que, a su vez, cuando estuvo en vertical,
 sirvió de baluarte de los moradores del castro




Más rocas hincadas: la del segundo plano conserva aún su colocación primigenia.
Nótense, además, las terminaciones en punta de las rocas



El castro celta de El Castillo de Saldeana no ha sido excavado. Algunas piezas (estelas funerarias romanas, por ejemplo) se encuentran en el pueblo de Saldeana. Otras, permanecen ocultas dentro del recinto amurallado, esperando mejores tiempos. En mi visita a las ruinas, localicé algunas cazoletas en escala y otras, aisladas.

El castro de Saldeana y su entorno son espectaculares y merecen la visita de todos los interesados en la arqueología. También, la preocupación de La Junta de Castilla y León, que, en su día, colocó paneles explicativos que ahora provocan vergüenza ajena por su pésimo estado de conservación. Se hace urgente una actuación prioritaria de la Junta de Castilla y León al respecto: la gente de Saldeana lo merece y la mayoría de los administrados, también.     




Ara votiva, cercenada





Panel informativo en pésimo estado de conservación


 

domingo, 25 de agosto de 2013

EL POBLADO CASTREÑO DE SANTA TREGA: LA HUELLA QUE LE PRECEDIÓ

La silueta del Monte de Santa Trega (A Guarda, Pontevedra), vista desde el lado portugués, desde la otra orilla del río Miño, es imponente, y los que frecuentamos parajes arqueológicos prehistóricos solemos coincidir en esta apreciación: un lugar propicio para ser habitado.

El poblado castreño que allí se sitúa es hermoso, controversias aparte sobre su reconstrucción, conservación o gestión. Yo no concibo todo tipo de cultura si no se universaliza, si no se puede interactuar con ella, "tocar", meterse dentro, oír sus latidos... y en Santa Tecla se puede.

Recientemente, tuve la suerte de volver a ese Monte y ver el atardecer desde dentro de las murallas del castro. No quiero exponer aquí la información que cada cual puede seleccionar y dosificar buscando en Internet, prefiero colocar algunas de mis fotografías y comentarlas de manera sucinta. Lo que se plasma en ellas son unas modestas (aunque para mí grandiosas) figuras, frutos del hacer de los que precedieron a los habitantes celtas 2000 a.C., aproximadamente. 


Casi 2 m de grabados, donde predominan
 las formas circulares y las cazoletas



En primer plano, círculo de aproximadamente
13 cm de diámetro; en la parte superior de la foto,
 muro de una vivienda del castro




Elementos 3 (izquierda) y 4 (derecha): espirales con
diámetros entre 18 y 20 cm



Los mismos elementos de la fotografía anterior,
 desde otra perspectiva



Toma cenital del Elemento 3



Toma casi cenital del Elemento 4

sábado, 24 de agosto de 2013

MARCA DE CANTERO: EL RELOJ (LLENO) DE ARENA

Sobre las marcas de los artesanos canteros hay mucho y bien escrito. Además, hay personas que son auténticos especialistas en esta temática. No obstante lo aseverado y en general convenido anteriormente, sigue habiendo multitud de enigmas al respecto y no es, con mucho, campo cerrado de conocimiento. Baste como nimio ejemplo: ¿por qué hay zonas en las construcciones pétreas donde abundan esas grafías y otros lugares donde ni siquiera aparecen?

Ciertamente, quien grababa la piedra sabía lo que hacía, pero no es seguro que los que no lo hacían (quienes costeaban la obra o los que, simplemente, la veían una vez terminada), estos, decía, podían permanecer, tranquilamente, en la ignorancia más supina, y, hoy por hoy, hay que convenir que sabemos más del asunto, pero manejamos tantas certezas como desconocimiento, así es que los aficionados y expertos en este afán de firmar (¿sólo eso?) en los bloques graníticos o de otro tipo de material hacen muy bien en proseguir con las indagaciones, que es mucho el camino que falta para llegar al destino final.

Y, mientras tanto, aquellos que, como yo, gustamos de inspeccionar (con mejor o peor oficio y suerte variopinta) aquí y allá, buscando no tesoros materiales, sino de los de verdad, nosotros, digo, a lo nuestro, que es, fundamentalmente, aprender y, si se puede, enseñar y llamar la atención sobre lo visto.

Por ello, por coherencia, pues, hoy quiero señalar esta marca de cantero, un reloj de arena tallado con mimo y exquisitez, inclinado respecto del plano horizontal de la planta de la iglesia que se levanta dentro del Castro vetón del Yecla de Yeltes, y con la mitad superior de su cuerpo completamente lleno de arena (se supone que de arena) y la inferior completamente vacía (si la fotografía de abajo estuviera en 3D y el lector dispusiera de dispositivo de lectura también en 3D, se vería nítidamente que así es).

Me pregunto: ¿por qué está el reloj inclinado?, ¿para que la arena nunca pase a la parte inferior?, ¿es ésa una posición arbitraria o no?, ¿por qué está llena de arena la parte superior y no la inferior, o a medias?, ¿es esto aleatorio o no?, ¿estamos apuntando a una clara simbología, a un lenguaje cifrado (comienzo de algo, de la juventud, de la vida, deseo de eternidad) o, lisa y llanamente, es así por azar y no hay que darle más vueltas (nunca mejor dicho)...?

¡En fin... una cosa está muy clara: es una talla impecable! ¡Enhorabuena, amigo cantero, como quiera que te llamaran!

Os dejo con la fotografía, mis preguntas y -quizá- las vuestras...


LLeno arriba, vacío abajo






sábado, 3 de agosto de 2013

DOS METROS DE EFÍMERA ETERNIDAD

En la Hospedería Conventual de Alcántara (Cáceres), edificio que fue en el S. XV morada de franciscanos y, siglos después, fábrica de harina (se conserva aún, y en estado excelente, la maquinaria), en una de las esquinas del sobrio patio interior por donde los huéspedes acceden a sus habitaciones, nos topamos con una obra realizada en granito de la zona, en forma de caja alargada, más ancha en su parte superior que en la inferior.

- Unos dicen -me comenta una de las recepcionistas- que es una tumba y otros que se trata de un abrevadero y comedero para el ganado... Yo voto por lo primero.

Y sí, es un voto ganador, aunque quien afirmara que estábamos ante un comedero-abrevadero para el vacuno tampoco se equivocaba: efectivamente, estamos ante un sepulcro cuya datación no me atrevo a aventurar y que fue reutilizado para atender las necesidades, más mundanas, de los cornúpetas. La pieza, además, presenta dos peculiaridades que llaman la atención: 200 cm de cadáver y unas letras mayúsculas (IM) en el lado de la cabeza y en uno de los laterales [aquí, debajo de esas grafías, alguien esculpió lo que podría ser una hoja de lanza, con todo lo que esto conlleva de sinsentido (incoordinación chirriante entre las posible iniciales del ganadero -marcas de propiedad- y la connotación del citado dibujo)].

La caja mortuoria que nos ocupa carece de cubierta y está horadada en la parte de los pies y en un lateral. Además, un pequeño y muy cuidado esbozo señala dónde descansaba la cabeza del finado, más inquilino que propietario de esta curiosa pieza que encontramos muy cerca del afamado puente romano de Alcántara, el puente romano por antonomasia, arte puro, ejemplo de prodigioso hacer (no es ningún tópico). Pero ésta es, ya, otra historia que merece lugar propio y aparte...

¡Buen verano para todos!



 La parte inferior del sarcófago ha sido colocado en una de las esquinas
 del patio de la Hospedería, junto a naranjos y gorriones



I M : Iniciales de algún nombre aparecen en la parte superior y en un lateral.
 Además, en el costado, la representación de una posible hoja de lanza



La frontera entre los hombros y la cabeza queda apenas esbozada,
 pero esto nos permite asegurar que nos hallamos ante una tumba