jueves, 20 de junio de 2013

LA LUNA DE SORTELHA (PORTUGAL)

Sortelha (Portugal) es una aldea histórica con un encanto especial. No hablo de esa singularidad mediocre que se da sin más a muchos lugares, me refiero a una especialísima particularidad. Y Sortelha la tiene. Y luz, cielo, brisa bonancible, quietud, imán... magia. Y belleza por todos sus rincones, ahora un tanto venida a menos por el apretón de esta crisis económica creada por los potentados y que somete a los pueblos al desasosiego, a la depresión moral y física y a la desesperanza en el mañana... Aún así, a pesar de estos densos y negros nubarrones, Sortelha es, sencillamente, única.

Desde sus murallas, la Serra da Estrela (el territorio más elevado de Portugal) se pierde en la brumosa lontananza, mientras el impacto hiriente de los molinos de viento le llega a uno más cercano, más compacto y difícil de digerir: un daño irreparable en el paisaje. No obstante lo anterior, a ras de calle las hélices de los eólicos desaparecen y el viajero, en un santiamén, olvida pronto el color gris metálico de esa energía mal denominada "limpia" y se sumerge fácil entre los recovecos de las casas, sus ventanas con visillos, sus escaleras exteriores, sus tejados anaranjados y libres de antenas, entre sus piedras...


La Luna de Sortelha, fruto, acaso, del aburrimiento
de algún centinela con ballesta que miraba las estrellas

...Sí, porque Sortelha habla en piedra, en el lenguaje del granito. Covinhas (cazoletas) de todos los tamaños (agrupadas o solitarias), canales, discos celtas o romanos, caras humanas, cruces latinas, marcas de cantero, sarcófagos medievales... y una Luna.

A leer las piedras y manejar su lenguaje se aprende practicando, deteniéndose en los detalles y pasando los dedos de ambas manos por la superficie trabajada, viendo el conjunto y el detalle a la par, una y otra vez.

Nunca se domina por completo este lenguaje, que siempre depara nuevas y gratificantes sorpresas. Por eso, a ti, viajero, quiero hacerte dos recomendaciones para cuando visites Sortelha: la primera, no planifiques de antemano el recorrido, improvisa, olvídate de todo y déjate llevar; la segunda, no te quedes atorado en la visión general y escudriña las rocas: vas a descubrir, fascinado, lo que nuestros antepasados escribieron en ellas...

Y un ruego desde el corazón, pues el patrimonio de todos debe ser intocable: por favor, ni tú ni los que contigo van dañéis ese legado, dejadlo como lo encontrasteis, respetadlo como el tesoro único que es; sí, llevaos su memoria, mas no la material, sino la que perdura en el tiempo, esa que se forja con manos y martillo de seda y sólo hace bien a todos los hombres que miran con ojos de niño...

¡Gracias y feliz descubrimiento de Sortelha!




viernes, 7 de junio de 2013

DOS EN UNA

No hace mucho, tuve la ocasión de estar con mis amigos Piedad y Rafa, de Villamiel (Cáceres), y, entre otras cosas, me enseñaron un "zajurdón" (chozo) situado en una de sus propiedades. Hay muchos "zajurdones" en Extremadura, algunos en muy buen estado de conservación.

Esta construcción, que no debe dejarse en el olvido ni por parte de la Administración ni por parte de los lugareños, puede estar aislada o -también muy frecuentemente sucede así- hallarse asociada a un recinto redondeado y pétreo donde los propietarios cobijaban su ganado (cabras, ovejas...). Además, cerca de estas vetustas estructuras, antaño habitadas y explotadas, es muy posible que se encuentren otras, posiblemente lagares o jaraíces de oliva o vid, frutos muy apreciados desde hace milenios. Los nativos opinan que los "zajurdones" tienen un origen celta.

En el interior del que vi, talladas sobre el granito, fotografié las dos cruces que expongo a continuación. La superior, con protagonista peana; y la inferior, con peana de bulbo. La curiosidad: la base de la peana de la cruz superior cumple dos papeles: ser eso, una base, y, además, el tramo horizontal de la cruz inferior. Dos elementos en uno. Dos cruces muy comunes cuando se encuentran separadas y peculiares si están unidas, como es el caso.

Mientras nos alejábamos de ese "zajurdón" de Rafa, pensaba para mí que algún proyecto institucional de restauración potente y competente debería ponerse en marcha en pos de preservar esta arquitectura tan nuestra y de tan incalculable valor. ¡Pero, ay, corren tiempos difíciles para la lírica! Aunque hace unos años, cuando la economía parecía ir viento en popa, ídem de ídem. Desgraciadamente (y es cosa general) los gobernantes casi nunca encuentran momento para estos menesteres, tan triviales a su, sin duda, equivocado entender.