Ciertamente, quien grababa la piedra sabía lo que hacía, pero no es seguro que los que no lo hacían (quienes costeaban la obra o los que, simplemente, la veían una vez terminada), estos, decía, podían permanecer, tranquilamente, en la ignorancia más supina, y, hoy por hoy, hay que convenir que sabemos más del asunto, pero manejamos tantas certezas como desconocimiento, así es que los aficionados y expertos en este afán de firmar (¿sólo eso?) en los bloques graníticos o de otro tipo de material hacen muy bien en proseguir con las indagaciones, que es mucho el camino que falta para llegar al destino final.
Y, mientras tanto, aquellos que, como yo, gustamos de inspeccionar (con mejor o peor oficio y suerte variopinta) aquí y allá, buscando no tesoros materiales, sino de los de verdad, nosotros, digo, a lo nuestro, que es, fundamentalmente, aprender y, si se puede, enseñar y llamar la atención sobre lo visto.
Por ello, por coherencia, pues, hoy quiero señalar esta marca de cantero, un reloj de arena tallado con mimo y exquisitez, inclinado respecto del plano horizontal de la planta de la iglesia que se levanta dentro del Castro vetón del Yecla de Yeltes, y con la mitad superior de su cuerpo completamente lleno de arena (se supone que de arena) y la inferior completamente vacía (si la fotografía de abajo estuviera en 3D y el lector dispusiera de dispositivo de lectura también en 3D, se vería nítidamente que así es).
Me pregunto: ¿por qué está el reloj inclinado?, ¿para que la arena nunca pase a la parte inferior?, ¿es ésa una posición arbitraria o no?, ¿por qué está llena de arena la parte superior y no la inferior, o a medias?, ¿es esto aleatorio o no?, ¿estamos apuntando a una clara simbología, a un lenguaje cifrado (comienzo de algo, de la juventud, de la vida, deseo de eternidad) o, lisa y llanamente, es así por azar y no hay que darle más vueltas (nunca mejor dicho)...?
¡En fin... una cosa está muy clara: es una talla impecable! ¡Enhorabuena, amigo cantero, como quiera que te llamaran!
Os dejo con la fotografía, mis preguntas y -quizá- las vuestras...
LLeno arriba, vacío abajo
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