Desde sus murallas, la Serra da Estrela (el territorio más elevado de Portugal) se pierde en la brumosa lontananza, mientras el impacto hiriente de los molinos de viento le llega a uno más cercano, más compacto y difícil de digerir: un daño irreparable en el paisaje. No obstante lo anterior, a ras de calle las hélices de los eólicos desaparecen y el viajero, en un santiamén, olvida pronto el color gris metálico de esa energía mal denominada "limpia" y se sumerge fácil entre los recovecos de las casas, sus ventanas con visillos, sus escaleras exteriores, sus tejados anaranjados y libres de antenas, entre sus piedras...
La Luna de Sortelha, fruto, acaso, del aburrimiento
de algún centinela con ballesta que miraba las estrellas
...Sí, porque Sortelha habla en piedra, en el lenguaje del granito. Covinhas (cazoletas) de todos los tamaños (agrupadas o solitarias), canales, discos celtas o romanos, caras humanas, cruces latinas, marcas de cantero, sarcófagos medievales... y una Luna.
A leer las piedras y manejar su lenguaje se aprende practicando, deteniéndose en los detalles y pasando los dedos de ambas manos por la superficie trabajada, viendo el conjunto y el detalle a la par, una y otra vez.
Nunca se domina por completo este lenguaje, que siempre depara nuevas y gratificantes sorpresas. Por eso, a ti, viajero, quiero hacerte dos recomendaciones para cuando visites Sortelha: la primera, no planifiques de antemano el recorrido, improvisa, olvídate de todo y déjate llevar; la segunda, no te quedes atorado en la visión general y escudriña las rocas: vas a descubrir, fascinado, lo que nuestros antepasados escribieron en ellas...
Y un ruego desde el corazón, pues el patrimonio de todos debe ser intocable: por favor, ni tú ni los que contigo van dañéis ese legado, dejadlo como lo encontrasteis, respetadlo como el tesoro único que es; sí, llevaos su memoria, mas no la material, sino la que perdura en el tiempo, esa que se forja con manos y martillo de seda y sólo hace bien a todos los hombres que miran con ojos de niño...
¡Gracias y feliz descubrimiento de Sortelha!
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